miércoles, 13 de junio de 2012

El tren en domingo

Todo silencio. En el tren del domingo todos están entretenidos (los pocos pasajeros aparte de una servidora) leyendo algún libro, jugando o chateando con  el móvil. Hasta los revisores se aburren ante la falta de trabajo, tanto que ni siquiera se molestan en pedirme la tarjeta cuando entro, pues hay uno que cuando paso ante él no levanta la mirada del móvil y el otro ni ha entrado, pero, cuando lo hace, no se da cuenta de mi presencia y se sienta en un asiento a dos vagones de mí.

Al menos esto es preferible a la infestación de críos que hay e el metro en la víspera de Reyes. Viajas en el metro rodeado de chillidos infantiles, ansiosos por la llegada de esa mágica noche.

El dulce traqueteo del tren me adormila y me acuna con su sonido, como una madre que arropa a su bebé. Con otros no tiene esa facultad, pero por lo visto conmigo sí, pero sé que debo resistir para no pasarme de parada. 

Imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario