Ella siempre camina por la playa de la Malvarrosa. Gusta de llevar vestidos de falda larga, pero frescos, los pies descalzos y una preciosa melena rizada y castaña que llega hasta su cintura, con algún mechón rozando con su punta los glúteos.
Cuando se sienta en algún banco para disfrutar de la brisa marina, suele observar el mar con sus hermosos ojos grises y permite que el viento acaricie su cabello.
Todo en ella me traía loco, incluida su expresión alegre pero callada.
Desconocía su voz, pero simplemente con verla me había enamorado locamente.
En mis noches de insomnio, soñaba que estaba en la playa, solo, son el sonido de las olas como fondo. Rompía el momento con un inmenso grito, su nombre, escrito en una de las cinchas de su mochila : ¡NOELIA!.
Cuando se sienta en algún banco para disfrutar de la brisa marina, suele observar el mar con sus hermosos ojos grises y permite que el viento acaricie su cabello.
Todo en ella me traía loco, incluida su expresión alegre pero callada.
Desconocía su voz, pero simplemente con verla me había enamorado locamente.
En mis noches de insomnio, soñaba que estaba en la playa, solo, son el sonido de las olas como fondo. Rompía el momento con un inmenso grito, su nombre, escrito en una de las cinchas de su mochila : ¡NOELIA!.
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