De ti sólo quedan las sillas de hierro subidas a las mesas, y el recuerdo de los que pasaron tardes enteras sentados en ellas, disfrutando de una hamburguesa o un café.
Porque el frío turolense y la falta de móviles en los años 90 hacían de ti un lugar perfecto para charlar.
Has visto abrazos, declaraciones y celebraciones, y quizá alguna comida en solitario.
Ahora sólo eres un oscuro y escondido local en el centro de Teruel, y nadie salvo los que te han conocido o han oído hablar de ti saben que existes, esperando a que alguien se decida a volver a encender tus luces.
Porque el frío turolense y la falta de móviles en los años 90 hacían de ti un lugar perfecto para charlar.
Has visto abrazos, declaraciones y celebraciones, y quizá alguna comida en solitario.
Ahora sólo eres un oscuro y escondido local en el centro de Teruel, y nadie salvo los que te han conocido o han oído hablar de ti saben que existes, esperando a que alguien se decida a volver a encender tus luces.
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