El cielo de la pequeña ciudad está encapotado, anunciando
los primeros días del otoño, acompañados por un delicioso aire frío del que me
protejo con una fina chaqueta negra.
Aunque nací en un lugar cálido, me he criado bajo este clima frío, y me he adaptado a él, disfrutando cada instante de su gelidez. No puedo evitar mirar al cielo con aprobación y una pequeña, casi imperceptible, sonrisa en la cara. Me siento como un pez en el agua.
Aunque nací en un lugar cálido, me he criado bajo este clima frío, y me he adaptado a él, disfrutando cada instante de su gelidez. No puedo evitar mirar al cielo con aprobación y una pequeña, casi imperceptible, sonrisa en la cara. Me siento como un pez en el agua.
Me gusta hacerme invisible entre la gente, mezclarme entre
ellos. Aunque también disfruto observando desde la distancia, imaginando sus
vidas. Supongo que ellos también imaginarán la mía.
A veces llamo la atención de algún grupo de muchachas, quizá
por mi pelo y ropa masculina, o quizá simplemente por el hecho de tener una
complexión física un poco más grande de lo común. Es lo que tiene vivir en una
ciudad pequeña, lo raro llama la atención.
Que le den a la playa y al sol de mi ciudad natal, la gran
ciudad. Yo me quedo aquí.
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